Los Días Líquidos

"Los días líquidos" podría referirse tanto a los de aquellas tarde eternas de la infancia,
en las que el tiempo no transcurría, como a los de estas tardes inmaduras,
de una ya supuesta madurez, que se escapan sin posibilidad de retenerlas.
Que se diluyen en si mismas y desaparecen por un desagüe que ni aciertas a sospechar
a  qué fregadero corresponde ni a donde conduce.
"Quién sabe si volveá otra vez a amanecer" decía la canción...
En la blandura de su disolución, "Los días líquidos" se reflejan en sí mismos.
Es un reflejo distorsionado y sobre todo inverso, que contribuye a cerrar ese círculo
que marca la "inevitabilidad" de las cosas, de la vida. Porque "Los días líquidos"
marcan nuestras vidas y las envuelven en un torbellino, que las lanza a un futuro inevitable.
Ante esa "inevitabilidad" de las cosas, del futuro, de la vida a fin de cuentas,
nunca vienen mal un buen gin-tonic o unas cuantas cervezas.